En­tre bamba­li­nas – Cinco mu­je­res que alum­bran la sede de Ba­si­lea

Cuando los que trabajamos en la oficina prácticamente hemos terminado nuestra jornada, un gran equipo de mujeres aparece para despejar cualquier rastro de la ajetreada vida de la oficina y dejar todo en orden, listo para el día siguiente. El equipo de limpieza está formado por Maria-Pia Fusco, Sultan Sakiz, Yudelka Arias Stadelmann, Paola Rovito-Urso y Romina Urso-Causo, y son el cuerpo y alma de la sede de Dufry en Brunngässlein, en Basilea.

El equi­po de lim­pie­za es tan mul­ti­cultu­ral como Dufry. Tres de sus miem­bros son ita­lia­nas, una es tur­ca y la otra es do­mi­ni­cana. Las cinco han es­ta­do en el equi­po de lim­pie­za du­ran­te más de una dé­ca­da y al­gu­nas de ellas ya for­ma­ban par­te de la em­pre­sa an­tes de que pa­sa­ra a lla­mar­se Dufry. Siem­pre ale­gres y son­rien­tes, de­rro­chan ener­gía po­si­ti­va. A to­dos en la ofi­ci­na nos en­can­ta char­lar con ellas cuan­do apa­re­cen al fi­nal de la tar­de.

• Maria-Pia, conocida como “Fiorella”, es la que más antigüedad tiene, con 26 años de servicio. Llegó desde la Ciudad  Eterna, Roma. Siempre tiene grandes anécdotas e historias que contar; entre ellas, sobre las bromas que el equipo le gasta al CEO, Julián Díaz. El año pasado, mientras preparaban sus carros de limpieza, Julián Díaz pasó a su lado y Fiorella le dijo, para diversión de todas, que su “flota” de vehículos estaba formada por marcas de lujo: había 1 Ferrari, 1 Alfa Romeo y 3 Fiat 500.
  
• Sultan es de Turquía y, como ella dice, lleva 21 años formando parte de la “Familia Dufry”. Cada día llega al trabajo con gran entusiasmo y le encanta crear un entorno limpio y agradable para sus compañeros.
• Yudelka llegó desde Santo Domingo, la capital de la República Dominica. Esta isla caribeña es un destino de ensueño para muchos turistas. Yudelka lleva 12 años en el equipo. Recuerda que a los dos meses de empezar, en 2007, asistió a la fiesta navideña y Julián Díaz, tras terminar su discurso de bienvenida a los empleados, pidió que se presentara, en español. Se sintió emocionada y nerviosa por hablar ante tanto público, pero superó el reto, y su valentía se vio compensada al ganar una cámara en el sorteo de la fiesta.
• Paola llegó desde la ciudad histórica de Lecce, en la región italiana de Puglia. Su historia en Dufry se extiende 13 años y se enorgullece de que todas las orquídeas han vuelto a florecer desde que se encarga ella de la cuarta planta. También le encanta que hay alguien que trabaja en esa planta (y que quedará sin nombrar) que se alegra mucho de verla porque así sabe que no le falta mucho para irse a casa.
• Romina también viene de Lecce y lleva 12 años en el equipo. Le encanta trabajar para Dufry y solo tiene un deseo: ganar algo en la rifa de la fiesta navideña anual, ¡aunque solo sea una vez!

An­dreas Szie­dat, Cen­tral Ser­vi­ces Team Lea­der, ex­pli­ca la im­por­tan­cia del tra­ba­jo que rea­li­za el equi­po de lim­pie­za: “La lim­pie­za es muy im­por­tante por­que cons­tru­ye leal­tad, ge­ne­ra elo­gios po­si­ti­vos y fo­men­ta el bien­es­tar y con­fort ge­ne­ral. La lim­pie­za es un pro­ce­so me­tó­di­co y re­pe­titi­vo que re­quiere pres­tar aten­ción a los de­ta­lles. Para ase­gu­rar­se de que no se de­jan nada, el equi­po de lim­pie­za si­gue los mismos pa­sos en or­den se­cuencial en cada plan­ta cada día”.

Es­pe­cial­men­te, cuan­do hay algo que ce­le­brar, como es un aniver­sa­rio o un cum­plea­ños, nos in­vi­tan a un ape­ri­ti­vo y te­ne­mos la opor­tu­ni­dad de dis­fru­tar de su ha­bi­li­dad cu­li­na­ria ya que ha­bi­tual­mente prepa­ran sa­bro­sas de­li­cias de sus paí­ses de ori­gen.

Ade­más, pa­re­ce que dedi­car­se a ha­cer fe­liz a la gen­te in­flu­ye de for­ma po­si­ti­va en su suer­te en ge­ne­ral, que siem­pre pa­re­ce caer de su lado. A me­nu­do se lle­van pre­mios en los sor­teos de la em­pre­sa, como en las fies­tas na­vi­de­ñas. En los úl­ti­mos tiem­pos, du­ran­te un even­to rea­li­za­do por Ca­mel el 12 de sep­tiem­bre de 2019, Pao­la y Ro­mi­na se han ga­na­do una es­tu­pen­da ces­ta de re­ga­los. No obs­tante, ga­nar pre­mios tam­bién le re­sul­ta fa­mi­liar a sus com­pa­ñe­ras: Fio­re­lla ganó una bu­fan­da en el sor­teo na­vi­de­ño, aun­que por des­gra­cia tam­bién la per­dió en otra fies­ta na­vi­de­ña años des­pués. Yu­del­ka, como ya he­mos con­ta­do, ganó una cá­ma­ra, y Pao­la se lle­vó un re­loj y un per­fu­me. Sul­tan tuvo es­pe­cial suer­te, lle­ván­do­se el pre­mio prin­cipal: un vale para via­jar.

Por Lubna Haj Issa